El blog de Wilson Tapia Villalobos

Wilson Tapia Villalobos, Periodista, Director de la Escuela de Periodismo, Universidad La República.

sábado, octubre 28, 2006

AQUÍ NO HA PASADO NADA

(13.6.06)
Por Wilson Tapia Villalobos

Hace cuatro días estábamos en pleno año seco. El smog nos ahogaba. Y caras de preocupación miraban hacia el futuro energético del país, nuestro talón de Aquiles. En poco más de un día de precipitaciones, todo cambió. Ahora es año lluvioso y...¡aquí no ha pasado nada!. Así de caprichoso es el clima. Y los chilenos nos hemos acostumbrado a las variaciones dramáticas. Un día al borde del precipicio y, al otro, como si nada hubiera pasado. Hay quienes creen que la política es igual que el clima.

Terminó la huelga de los secundarios. Unos pingüinos cansados -pero mi imagino que satisfechos- vuelven hoy a clases. El Consejo Asesor Presidencial para la calidad de la educación comienza a funcionar. Mientras tanto, la presiden la Michelle Bachelet realiza un mini consejo de gabinete en Iquique. Hace un año que un terremoto asoló la zona y, hasta hoy, las promesas de su antecesor han quedado sólo en eso. Ella no esperó siquiera llegar a Santiago de regreso de su periplo por el Norte del continente para ponerse manos a la obra. Un mensaje directo: una presidenta tiene más preocupaciones que una huelga estudiantil. La razón asiste a Bachelet.

De paso, su actitud es un buen ejemplo. Porque en Chile los políticos son como los meteorólogos. Después de estar sufriendo por la sequía, a la primera gota se suben por el chorro. Mientras los seiscientos mil pingüinos metían bulla por el país exhibiendo una de sus lacras más vergonzosa, el coro político era una polifonía. Los muchachos tenían razón. Incluso, se hablaba de buscar culpables. Políticamente correctos, dos de los tres últimos presidentes democráticos guardaron silencio. El mutis total lo rompió sólo el ex presidente Ricardo Lagos. Claro que como desde que dejó la primera magistratura habla cual oráculo, dijo cosas trascendentes pero a medias. Está en otra dimensión.

Ahora que el sol ha vuelto a brillar, aquí no ha pasado nada y comienzan a aparecer otras opiniones. El ex presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle sacó la voz. Sabemos que no es su fuerte. Quizás eso lo impulsó a hacerlo por escrito, en la columna que tiene en la página web del Senado. Como presidente de la Cámara Alta, tal vez sintió la necesidad de dar a conocer su aporte. Un poco tarde, pero en fin. Allí manifestó su desazón porque, según él, las autoridades universitarias no asumieron su responsabilidad por la “mala calidad de las pedagogías” que entregan sus casas de estudios superiores. Reconoció Frei que el tema educacional es una deuda grave con el país. Pero mencionó aciertos. Dijo, por ejemplo, “el tema de la cobertura total no es menor. El hecho de que el “cien por ciento de nuestros niños tengan asegurados sus doce años de escolaridad es por sí solo un logro histórico y único en América Latina”. Y agregó, responsable, que eso no significaba que estuviera conforme. Por el contrario, afirmó que le “preocupaban enormemente” las deficiencias que aún presenta la educación chilena.

Así lo dijo. Como cualquier hijo de vecino. Le pidió seriedad a las autoridades universitarias por no haber asumido sus responsabilidades. ¿Y él acaso no fue presidente? ¿No estuvo seis años en La Moneda y para enfrentar la crisis educacional lo que hizo fue prolongar la jornada escolar? Yo no he escuchado que haga un mea culpa por haber lanzado una iniciativa de tal envergadura sin contar con el respaldo suficiente. Ni en términos económicos ni en cuanto a nuevos contenidos curriculares. Pero allí está él pidiendo cuentas a las autoridades universitarias. Claro que éstas tendrían algo que decir. Pero el primer responsable es el Ejecutivo. Es el Ministerio de Educación el que debería marcar las pautas, mostrar las prioridades. Decir dónde se inserta la educación en el proyecto de país. Pero no sólo como una frase que se refiere a su trascendencia, sino ir a la implementación de políticas. Eso no se ha hecho y, tal vez, allí esté la razón del silencio de los rectores, sin hablar de presupuestos siempre más bien insuficientes. Me imagino que la vida de éstos no debe ser fácil.

En cuanto al tema de las pedagogías, el ex presidente debiera ser más cuidadoso. Éstas han sido siempre las parientes pobres. Incluso ahora, que la olla educacional hizo saltar la tapa, siguen siendo maltratadas. Para comenzar, hay un médico de ministro de Educación. ¿Acaso la educación es muy seria para dejar su dirección en manos de profesores, como dicen con sorna algunos sociólogos, economistas, ingenieros y hasta abogados que ocupan cargos destacados en el MINEDUC?

Esta especie de transparencia de los maestros no es nueva ni ha sido remediada. Aunque le parezca curioso, las autoridades de la principal universidad estatal pedagógica de Chile, la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), no fueron consideradas en el Consejo Asesor presidencial sobre calidad de la educación. Es un dato que Frei no debiera ignorar. Como tampoco que la famosa cobertura de doce años de escolaridad para el cien por ciento de los muchachos chilenos, tiene un pequeño forado. Por allí se escapan más de doscientos mil niños menores de 15 años que trabajan y, por lo tanto, su escolaridad es más bien precaria. Pero como aquí no ha pasado nada, Frei creyó necesario que lo escucharan.