El blog de Wilson Tapia Villalobos

Wilson Tapia Villalobos, Periodista, Director de la Escuela de Periodismo, Universidad La República.

sábado, octubre 28, 2006

AVANZAR SIN TRANSAR

(21.8.06)
Por Wilson Tapia Villalobos

Decir que José Miguel Insulza es brillante, resulta casi una redundancia. El dos veces ex ministro y actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), da muestras permanentes de su solidez intelectual y de una extraordinaria elocuencia. Por estos días se encuentra de vacaciones en Santiago. Y su presencia se ha hecho sentir. Fue ovacionado en el Consejo General del Partido Socialista, su Partido. Ofreció una conferencia en la Universidad Alberto Hurtado, universidad católica, su confesión. Sus palabras han sido reiterado material de análisis.

Entre los muchos temas que abordó, habló de política. Y le devolvió a ésta su verdadera dimensión. Mencionó el carácter ordenador que posee. Recordó que el reconocimiento de que goza Chile en el mundo se debe, en buena medida, a la forma en que se hace política aquí. Se refería a la seriedad con que se adoptan las decisiones de política pública. A la búsqueda de acuerdos entre Gobierno y oposición. Me hizo recordar una conferencia que, años atrás, le escuché sobre Ética y Política. Brillante. Teóricamente, impecable.

Varios de los planteamientos que formuló aquella vez, se repitieron. No podía ser de otro modo. Son realidades únicas. Nadie puede desconocer, por ejemplo, que los partidos políticos son entes articuladores indispensables para la participación en una sociedad democrática. Son la base de la política. Siempre que la concibamos como “el arte de hacer posible la vida en sociedad”. Es cierto, ésta es una de las innumerables definiciones que circulan. Pero casi todas apuntan a lo mismo: el objetivo de la política es hacer sociedades cada vez mejores y más adaptadas a los desafíos del cambio. Las diferencias afloran cuando se entra en lo concreto. Y en lo concreto, Insulza utilizó una comparación que, tal vez, resume su pensamiento. Dijo que la frase “Avanzar sin transar no existe en el léxico de la política”. Es verdad. Si se concibe la política como un arte cuya meta es hacer que la sociedad avance, las negociaciones son fundamentales. Hasta en las guerras se debe negociar para establecer treguas que permitan retirar las bajas. Pero la guerra continúa. Es un ejemplo extremo, que sirve para graficar que la convivencia humana es una negociación constante. Por lo tanto aquel “avanzar sin transar” obedeció a un momento concreto. Un momento en que el mundo estaba dividido entre dos modelos que parecían irreductibles. Hoy las cosas no son así, pero se mantienen ciertas tradiciones que no hacen bien a la comprensión. Una de ellas, es el nombre del Partido en que milita el ex ministro. ¿Qué tiene de Socialista el actual Partido Socialista? Me refiero a socialista como contraposición al capitalismo. O, más claro aún, como contraposición a la explotación extrema del hombre por el hombre que caracteriza al capitalismo salvaje del neoliberalismo.

Sin embargo, Insulza tiene razón. Hoy, en Chile impera la política de los acuerdos. Es la que ha llevado adelante la Concertación. Y como compañera ha tenido a la derecha integrada en la Alianza por Chile. Entre ambos conglomerados se han distribuido las responsabilidades públicas. El sistema binominal permite que sólo personajes de sus filas lleguen al Congreso. Y eso no significa sólo ocupar las curules parlamentarias. También alcanzar acuerdos para delinear políticas que repercutirán en la calidad de vida de todos los chilenos.

La política es negociación, qué duda cabe. Pero toda transacción tiene un piso. Es el que en el pasado lo determinaban las ideologías. De eso se hablaba con “avanzar sin transar”. Hoy, como ha dicho un distinguido personaje de la política nacional, pareciera que se practica el “transar sin avanzar”. Tal vez más justo sería afirmar que cuando se transa con quien tiene el poder real, siempre será éste el que imponga sus condiciones. O, dicho de otro modo, los resultados lo beneficiarán a él más que a la contraparte.

Es posible que en la mirada macro del Secretario General de la OEA, esto no tenga mucha trascendencia. Que pese más el prestigio internacional de Chile. Que sea más relevante la macroeconomía ordenada. Pero uno no puede dejar de pensar que la política de los acuerdos nos ha convertido en la décima nación que distribuye peor la riqueza en el mundo. Que un 58% de chilenos tiene como preocupación fundamental perder el empleo. Que ocupamos uno de los primeros lugares en enfermedades mentales en el planeta, con 52% de las personas que acuden a los consultorios aquejadas de alguna variante de este mal.

Se ha transado con las transnacionales. Se ha transado con los empresarios. De allí las cifras de inversión extranjera y el deterioro del medio ambiente. De allí, también, la flexibilidad laboral y la fragilidad del empleo.

Sí, Insulza está en lo cierto. La política es siempre una negociación. Pero una negociación en beneficio del interés general, no de unos pocos. Y, en esa medida, la política es sana y los partidos políticos se justifican. De otra manera, la gente tiene razón al evaluar mal a los políticos y a pensar que los Partidos, en realidad, son bolsas de trabajo.

Algunas veces hay que tratar de avanzar sin transar. Y eso también es político. Si Bolívar y O’Higgins hubieran transado, todavía seríamos colonia española.